2007-03-03

UribE NO da mAs

El CardEnAl

El verdadero malhechor ESTE CARDENAL PERNICIOSO ES EL MISMO CRIMINAL QUE PROHÍBE USAR EL CONDÓN INCLUSO A LOS ENFERMOS DE SIDA.

Por Héctor Abad Faciolince

El abominable cardenal vaticano, Alfonso López Trujillo, llamó malhechores a quienes le hicieron el aborto a una niña de 11 años violada. En Italia, donde tiene su domicilio el cardenal, se practican abortos todos los días y los jerarcas de la Iglesia no salen a excomulgar por radio y por televisión a médicos y hospitales. En Alemania, donde nació el sumo pontífice, se hacen cientos de abortos diarios, y el Papa alemán Ratzinger no excomulga desde su púlpito a las mujeres que han optado por esta solución ni a los médicos que la practican.

En Colombia tenemos los prelados que merecemos, y este cardenal, a quien conozco bien, pues fue un nefasto arzobispo de mi ciudad, ha sido siempre, en el sentido etimológico de la palabra, el verdadero malhechor, es decir, aquel que hace el mal.

Alfonso López Trujillo es uno de los responsables de la degradación sin nombre que vivió Medellín. Suya fue la idea, por ejemplo, de convertir el seminario (el que quedaba detrás de la catedral) en un centro comercial. Por su sed de riquezas (este pecado se llama codicia), donde los curas estudiaban teología, hoy venden calzoncillos. La capilla es una pizzería de segunda clase; el oratorio se adorna con la Feria del brassier y sólo cucos; en las aulas donde se discutía sobre san Agustín, hoy se ofrecen masajes y otros servicios; en la celda del padre superior, tiñen, cortan, alisan o rizan el pelo; y donde despachaba el prefecto, hoy hay una casa de cambio de dudosa reputación.

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Lo anterior es lo de menos. Lo más grave es que el pernicioso cardenal, en los años 70 y 80, sacó de las parroquias populares a los curas más comprometidos con la gente de su barrio. Porque no usaban sotana, o porque en los sermones hablaban con el lenguaje del pueblo, o porque apoyaban a los parroquianos en sus solicitudes de escuelas, agua potable, vivienda digna y alcantarillado, los consideraba peligrosos, y si no los excomulgaba y condenaba al infierno, al menos los confinaba en el limbo de ninguna parte. Los mejores curas de Medellín, por las persecuciones de este arzobispo despiadado, terminaron en África o en islas del Caribe, o convertidos a la iglesia episcopal. Abandonados a su suerte, sin esa rienda que había sido tradicionalmente en Antioquia la Iglesia, las muchachas se dedicaron al sexo fácil y al embarazo precoz, y los muchachos se fueron a las bandas, a la mano de obra de mafiosos, guerrilleros o paracos. Y por ese camino en Medellín llegamos a tener 6.500 asesinatos al año.

Recuerdo cómo el obispo perseguía al padre Gabriel Díaz, cómo mortificó al cura René García, cómo no dejaba en paz al buen padre claretiano Luis Alberto Álvarez, porque nos enseñaba a ver cine a todos los medellinenses. Los curas protegidos por el arzobispo, en cambio, en vez de luchar por las condiciones mínimas de vida de sus parroquias, eran aliados de mafiosos, y con ellos se los veía en medio de bendiciones y misas campales, para recibir las limosnas que López Trujillo tanto codiciaba, aunque vinieran del dinero más sucio de Medellín, aunque fuera plata untada de sangre. ¿Será con esa plata que paga hoy el palacio vaticano donde vive en medio de los lujos de un príncipe del Renacimiento?

Esta niña de 11 años, que en un acto de piedad, en un hospital del Estado, ha recibido una droga para precipitar un sangrado, no merece este escándalo del cardenal malhechor. El crimen con esa niña habría sido obligarla a tragarse el veneno que le inoculó su padrastro al violarla. El verdadero asesinato habría sido obligarla a tener un hijo que ni podía ni debía crecer dentro de su cuerpo, que ni podía ni quería criar. No le sacaron un niño. Le sacaron un aglomerado de células que ni siquiera los padres de la Iglesia (cuando eran menos brutos) consideraban persona, ni ser humano, ni alma. Pero son los cardenales como López Trujillo quienes se inventaron que la mórula ya es una persona. Los criminales son los que obligan a las mujeres a traer al mundo niños con enfermedades terribles, o los que las condenan, so pena de excomunión, a que tengan todos los hijos que el cielo les quiera mandar.

Este cardenal pernicioso es el mismo criminal que prohíbe usar el condón incluso a los enfermos de sida. El mismo que prohíbe el uso de la píldora anticonceptiva, el mismo que (quizá porque tiene rabo de paja) defiende a los curas y prelados que han tocado y escandalizado a niños y a jóvenes en seminarios e internados. Por algo no habrá excomulgado al violador, y sí a los médicos.

Si hubiera un cielo, y un juicio justo en las alturas, el condenado por sus infamias y barbaridades sería este cardenal malhechor, no los médicos que hicieron su deber: devolverle a una niña su futuro, después de haber sido violada por un tipo sin escrúpulos que seguramente (pregúntenle y verán) será uno de los que consideran que el aborto es un asesinato. Lo típico de ellos es ser así. Tocar y violar niños, cometer la infamia de embarazar a una niña, y luego decir que el crimen no es el estupro que ellos cometieron, sino el aborto, que en este caso es una bendición. El aborto era la única salida sensata para esa niña violada de 11 años.


MemOriaS cOntrA el OlviDO y la imPuniDad


MEMORIAS CONTRA EL SILENCIO Y LA IMPUNIDAD

JESÚS
MARÍA VALLE JARAMILLO

Jesús María Valle Jaramillo was a lawyer from the department of Antioquia, a university professor, and a civic leader devoted to the defense of human rights. In 1996 and 1997, attorney Valle actively denounced human rights violations committed by the paramilitary groups with the collaboration and acquiescence of members of the National Army in the municipality of Ituango, in northeastern Antioquia.

The petitioners indicate that from March 1995 to June 1996, the actors in the armed conflict committed a series of acts of harassment against the civilian population of Ituango, and it was rumored that the Army had drawn up a list of approximately 100 civilians–including Mr. Valle himself–to give direction to the selective executions carried out by paramilitary groups. As it appears from the record, Jesús María Valle alerted several national and departmental authorities regarding the need to adopt measures to protect the civilian population in the municipality of Ituango.

“The Colombian State” is responsible for the killing of attorney and human rights defender Jesús María Valle Jaramillo on February 27, 1998, in the city of Medellín, Colombia


La política del gobernador Uribe Vélez tuvo muchos opositores entre ellos el jurista JESÚS MARIA VALLE JARAMILLO, presidente del Comité de Derechos Humanos de Antioquia quien denunció días antes de ser asesinado: "Estamos exportando a través de una concepción equivocada del orden público, violencia para departamentos pacíficos como la costa y el Choco. Estamos exportando violencia, a través de las Convivir, para todo el país (...) y los militares y las Convivir se confunden en los uniformes, en las sedes, en los vehículos que utilizan...". VALLE JARAMILLO fue asesinado en su oficina, el 27 de Febrero de 1998. El abogado y defensor de derechos humanos Jesús María Valle había formulado múltiples denuncias sobre la acción conjunta de tropas adscritas a la IV Brigada del Ejército y grupos paramilitares en Ituango. Presentó sus quejas al general Carlos Alberto Ospina —quien fuera comandante de las fuerzas militares en el primer gobierno de Uribe— y al entonces gobernador de Antioquia, Álvaro Uribe Vélez. La reacción de las autoridades fue una demanda penal por calumnia. El debate entre el abogado y el gobernador se hizo en los medios de comunicación y giró en torno a la creación de las asociaciones Convivir. Valle afirmó: “Los militares y las Convivir se confunden en los uniformes, en las sedes, en los vehículos que utilizan”. Uribe lo llamó públicamente “enemigo de las Fuerzas Armadas”. El 27 de febrero de 1998, dos sicarios entraron a la oficina del abogado y, en presencia de su hermana, lo asesinaron. Sus restos mortales no pudieron ser velados en la Universidad de Antioquia, pues la rectoría del plantel no autorizó que se realizaran los actos de homenaje póstumo en sus recintos. En una carta abierta en la que negaba haber incitado a la violencia contra el defensor de derechos humanos, el gobernador Uribe sostenía que su política de crear las Convivir se basaba en la convicción de que eran “un modelo transparente de cooperación ciudadana con la Fuerza Pública”.


UriBe Somos toDos

Jesus Maria Valle


Que fue lo que dijo?

por: Mauricio Builes


La noticia había dado la vuelta a todo el país: asesinaron al máximo defensor de los derechos humanos en Antioquia. Jesús María Valle Jaramillo fue baleado en su oficina en el cuarto piso del Edificio Colón, en el centro de Medellín. Fue un viernes en la tarde. El 27 de febrero de 1998. Defender los derechos humanos se había convertido una profesión de alto riesgo en Colombia. Jesús María era la víctima número 14 de la última década.

La misma semana de su muerte, había rendido versión libre en el proceso por injuria y calumnia que en su contra iniciaron miembros del Ejército por sus denuncias sobre la colaboración de militares de la IV Brigada en las masacres de El Aro y La Granja, en Ituango, donde él nació en 1944. Estos dos casos se le convirtieron en una obsesión no sólo por los detalles escabrosos de la forma cómo masacraron a campesinos que eran a su vez sus vecinos y amigos, sino porque había suficientes evidencias para demostrar la complicidad entre los paramilitares y el Ejército.

Jesús María Valle alertó a diversas autoridades municipales y departamentales sobre la necesidad de que se adoptaran medidas para proteger a la población civil de Ituango. Estas denuncias no sólo fueron conocidas gracias a los medios de comunicación sino que fueron escuchadas, a viva voz, por el comandante de la IV Brigada, Carlos Alberto Ospina, y el gobernador Antioquia de la época, Álvaro Uribe Vélez.

El 11 de julio de 1996, en una entrevista para el periódico El Colombiano, Valle dijo: “Desde el año pasado le pedí al gobernador (...) y al comandante de la IV Brigada (...) que protegiera la población civil de mi pueblo, porque de septiembre a hoy han muerto más de 150 personas”. No le creyeron. Pocos días después Uribe lo señaló como “enemigo de las Fuerzas Armadas” y fue denunciado por calumnia ante los tribunales.

Pero Valle era uno de los más duros críticos del gobierno de Álvaro Uribe, a quien acusaba de estar alentando el accionar de los grupos de justicia privada y el día de su versión libre, se ratificó en sus denuncias. “Se percibe esa connivencia entre comandantes de la Policía y el Ejército con aquellos agentes armados que cometen una serie de asesinatos en el perímetro urbano de nuestros municipios” dijo Jesús María.

La resistencia y la oratoria eran dos características de su personalidad bastante reconocidas. Su trayectoria así lo demuestra. Fue fundador del Comité Permanente de Derechos Humanos de Antioquia en 1979 y luego sucedió en la presidencia de ese grupo al médico Héctor Abad Gómez, asesinado el 25 de agosto de 1987. Profesor de pruebas penales, de ética y derecho procesal y penal en la Universidad de Antioquia, en la Autónoma y en la Universidad de Medellín. Concejal de Ituango y diputado de la Asamblea de Antioquia por el Partido Conservador.

Sus intervenciones en público eran famosas por sus alegatos llenos de humanismo: “En el fondo todo hombre, por ruin y bajos que sean sus instintos, por malo que sea, subyace un sentimiento bueno, enfocado hacia su madre, hacia Dios o hacia la mujer que ama”. Y no sólo se caracterizó por sus aportes intelectuales a la defensa de los derechos humanos, sino que siempre estuvo atento a las reivindicaciones populares.

Seis meses antes de su muerte, tras elaborar un informe sobre la situación de los derechos humanos en Antioquia, Jesús María dijo tres cosas que el líder paramilitar, Salvatore Mancuso, ratificaría en la versión libre del pasado mes de enero en Medellín. Valle habló de fuerzas oscuras que reemplazaron a las autoridades locales; Mancuso aceptó la participación del Estado en la operación paramilitar. Segundo, Valle se refirió a las Convivir, a los paramilitares y las autodefensas como una misma cosa; Mancuso, ex comandante del Bloque Catatumbo de las AUC, admitió haber hecho parte de una Convivir. Y tercero, Jesús María recordó cómo fuerzas oscuras masacraron campesinos en el departamento; Mancuso, confesó su autoría en la masacre de El Aro.

Pero hubo más revelaciones. Las denuncias hechas por Valle sobre el contubernio entre paramilitares y Ejército también fueron ratificadas por el líder paramilitar. Éste dijo que el general Alfonso Manosalva, entonces comandante de la IV Brigada, les entregó “la información y los mapas” para la matanza de El Aro.

Las denuncias hechas por Jesús María Valle llegaron después a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que terminó condenando al Estado colombiano por la relación de militares con las masacres de Ituango. Y hace dos semanas, CIDH interpuso una nueva demanda al Estado pero esta vez por la muerte del defensor de los derechos humanos.

En sus argumentos cita información de la Fiscalía Regional de Medellín según la cual "existía prueba de que el asesinato había sido planeado con la participación del general Alfonso Manosalva... fallecido para el momento de los hechos". Los fiscales que en su momento dedujeron esto, tuvieron que irse al exilio.

La CIDH será la encargada de determinar la responsabilidad del Estado colombiano en este crimen. Un crimen que Jesús María Valle preveía. Días antes de su asesinato había dicho que prefería morir con dignidad que arrodillado frente a quienes habían convertido a Colombia en un país paria para los derechos humanos en el mundo. Y así fue. Ese viernes, cuando vio entrar a su oficina a los dos asesinos, le dijo a su hermana, que hacía las veces de secretaría personal: “Tranquila Nelly que ya nada podemos hacer. Deje que las cosas pasen”.


Jesus Maria Valle - iN mEmOriaM

En Colombia No ha Terminado La Conquista


Fragamento de una entrevista a William Ospina
en http://www.eskpe.com

"...tiene que ver con Pedro de Ursúa, el organizador de la segunda expedición al Amazonas y que luego fue asesinado por Lope. Eso se ha contado mucho, desde novelas que han escrito los peruanos, los españoles y los brasileños, hasta la película de Werner Herzog. Pero casi todos se ocupan de Lope. Investigando sobre las primeras expediciones al Amazonas descubrí que Ursúa había sido un personaje fundamental. En esa labor lo que iba a ser una novela se ha convertido en varias. Primero porque me sentía en la necesidad de contar la vida de Ursúa y me di cuenta que coincidía con el comienzo de la existencia de Colombia como nación occidental. El país de la canela contará cómo fue la primera expedición, la de Orellana y La serpiente sin ojos se ocupará de los últimos días de Ursúa y ese viaje demencial, ya no de aventura y descubrimiento como la de Orellana, sino de conquista."

“Algunos me han dicho que tal vez lo que más les gusta es el narrador porque es la historia misma. Es además un ser muy complejo, un mestizo que está lleno de afecto por un conquistador pero que al mismo tiempo está lleno de prevenciones frente a él. Diría que ese es nuestro caso, los latinoamericanos no podemos dejar de sentirnos parte de la civilización europea y parte de este mundo americano que fue tratado tan cruelmente por ella. Y tenemos que hacer un esfuerzo por entender esos dos mundos, por comprender la complejidad de nuestro origen”.

“Algunos me han dicho que tal vez lo que más les gusta es el narrador porque es la historia misma. Es además un ser muy complejo, un mestizo que está lleno de afecto por un conquistador pero que al mismo tiempo está lleno de prevenciones frente a él. Diría que ese es nuestro caso, los latinoamericanos no podemos dejar de sentirnos parte de la civilización europea y parte de este mundo americano que fue tratado tan cruelmente por ella. Y tenemos que hacer un esfuerzo por entender esos dos mundos, por comprender la complejidad de nuestro origen”.

“Colombia y América Latina siguen viviendo la tragedia de un choque ciego entre la voluntad humana y la naturaleza. En realidad el mayor tesoro del planeta, que es la selva amazónica, está más amenazado que nunca y esa amenaza diría que nace de que la civilización occidental no se ordena con base en la naturaleza si no en contra de la naturaleza. Esta guerra contra la naturaleza, que hace que la rentabilidad a toda costa sea más importante que la supervivencia de la especie es lo único que explica que desde tan temprano los conquistadores hayan creído que tenían la capacidad de dominar la selva y el río. La verdad es que esas expediciones de conquista terminaron en locura y muerte porque uno puede dominar un pequeño predio, pero una selva como el Amazonas es una locura. Siento eso porque la mirada que he arrojado sobre el siglo XVI señalaba que la historia iba por ese camino, a construir un gran choque de un modelo de civilización que no respeta la naturaleza y una naturaleza que solo nos garantiza la vida si es respetada"



BanDerA de GueRra A MuErtE

Reposa en el Museo Nacional de Bogotá, la llamada Bandera de la "Guerra a Muerte", se incluye entre las banderas patrias por simbolizar el inicio y el establecimiento de nuestra segunda república. El 10 de marzo de 1813, inicia Simón Bolívar su campaña de liberación de Venezuela, conocida como "Campaña Admirable".
"Así pues, la justicia exige la vindicta, y la necesidad nos obliga a tomarla. Que desaparezcan para siempre del suelo colombiano los monstruos que lo infestan y han cubierto de sangre; que su escarmiento sea igual a la enormidad de su perfidia, para lavar de este modo la mancha de nuestra ignominia, y mostrar a las naciones del universo, que no se ofende impunemente a los hijos de la América.. ."

- Simon Bolivar, 1813

DesDe aFuerA, Colombia te llevo en el Corazon


Festival Colombiano de East Boston


eL OtrO cOrazOn


Colombia, El PaiS dEl SagrAdo CorAzOn

foto de: Pedro Isztin


FrAgmEntO

" Conozco el misterio de las esferas de piedra enterradas en las selvas de Castilla de Oro y el origen de las cabezas gigantes que tienen musgo en las pupilas. Conozco la historia del hombre que fue amamantado por una cerda en los corrales de Extremadura y que tiempo después se alimentaba de salamandras en las islas del mar del sur. Sé de los doscientos cuarenta españoles que remontaron los montes nevados y cruzaron los riscos de hielo llevando cuatro mil indios con fardos y dos mil llamas cargadas de herramientas, dos mil perros de presa con carlancas de acero y dos mil cerdos de hocico argollado, para ir a buscar el País de la Canela, y conozco la historia del primer barco que bajó de las montañas brumosas de los Andes y navegó ocho meses entre selvas desconocidas que crecían. Sé quiénes descubrieron el mar del sur, quiénes exploraron la montaña de plata, quiénes descubrieron la selva de las mujeres guerreras. Conozco las penas de los que construyeron el primer bergantín en los ríos encajonados de la cordillera, de los que convirtieron centenares de viejas herraduras en millares de clavos. Conozco historias de herraduras de oro con clavos de plata. Sé el relato del hombre que después de tragarse un sapo enloqueció para siempre, y el del capitán que repartió entre sus soldados como alimento un caimán descompuesto. Conozco la guerra en la que se enfrentaron dos viejos amigos, y que terminó con uno de ellos ahorcado lentamente por doce conjurados. Puedo contar la historia de los diez mil hombres desnudos que remontaron diez años el curso de un río para buscar en las montañas el origen de un barco. Tengo historias para llenar las noches del resto de mi vida y busco a quién contárselas, pero ésa es mi desgracia. En estas tierras ya nadie sabe oír las historias que cuento."

- Ursua, William Ospina.


PlanEta TiErrA; SuR AmeRicA, Colombia




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